Cuando Portia conoció al magnate Luc Brissac, su pulso se alteró como hacía tiempo que no le succedía. Luc, un hombre de increíble atractivo, quería comprar Turret House, la casa donde Portia había pasado su infancia y escenario de una experiencia tan traumática, que ella la había borrado de su memoria para siempre. Luc quería a Portia y Turret House, y consiguió las dos cosas usando una mezcla irresistible de encanto y pasión. Pero cuando llevó a Portia a Francia, el pasado los persiguió, amenazando la frágil felicidad que Luc había construido con tanto cuidado.