Gina había viajado hasta la Toscana para descubrir su pasado italiano, no para encontrar marido. Pero después de una sorprendente noche de pasión, el conde Lucius Carandente le dijo que iba a casarse con ella.
Lucius solo había pretendido convertirla en su amante, pero, al descubrir que ella era virgen, tuvo que cambiar los planes. Sin embargo, no tenía el menor problema en cumplir con su deber moral... si eso significaba dormir con Gina noche tras noche.