Visualízate colocado en la orilla, observando las olas inquebrantables chocar con fuerza contra la orilla. Cada ola parece cada vez más formidable, y justo cuando crees que no pueden crecer más, otra ola de magnitud mucho mayor aparece en el horizonte.
En ocasiones, la vida puede evocar esos sentimientos. Experimentamos una incesante afluencia de cambios. La continua ocurrencia de perturbaciones económicas, técnicas, sociales y personales genera un estado de desorden generalizado y global.
Este inmenso aumento tiene un impacto palpable en nuestra salud general. Las estadísticas revelan una realidad asombrosa: una proporción sustancial de estadounidenses ven sus vidas como un estado continuo de desorden creciente, que tiene un impacto negativo en su bienestar, perspectivas y estado psicológico. La prevalencia de la ansiedad, la tristeza y las ideas suicidas en la fuerza laboral es motivo de gran preocupación. El carácter insostenible del ritmo continuo y la presión de la vida, así como la inestabilidad inquebrantable, son evidentes.