En esta narración, escalofriante por su crudeza y actualidad, Tolstói no solo formula una crítica feroz de la dominación del hombre sobre la mujer. También anuncia que la subordinación femenina se perpetuará mientras los hombres sigan contemplándolas como esclavas domésticas u objetos sexuales; que la emancipación total de las mujeres no se conquistará hasta que ellos no interioricen que ellas son personas y no perras.