La gran sultana doña Catalina de Oviedo se presenta, desde el título, como un jeroglífico que el espectador ha de resolver. Frente a las normas impuestas por Lope y su Comedia nueva, Cervantes llevó a cabo un hondo ejercicio de libertad creativa en esta comedia, donde ficción y realidad se cruzan para multiplicar los lazos de la literatura con la vida.
Doña Catalina de Oviedo es un personaje de la estirpe de Jerónimo de Aguilar, de quien cuenta Diego de Landa en su Relación de las cosas de Yucatán, que, hallándose prisionero de los mayas, no renunció a sus creencias cristianas ni a sus vestiduras europeas, aunque fueran andrajosos, y así, cuando volvió a encontrarse con españoles, les dijo: «Hoy es miércoles», para demostración de que no había perdido la cuenta de los días, según su calendario.